
A mi amigo Aureliano;
El adiós, palabra breve y de revoz sonante,
aun más sencilla que pareces,
me pinchas en el alma con tu sonar sangrante.
Oculta tal vez, en un mal sueño,
lejana de la realidad del ahora,
no se si tal vez solo fue por miedo,
si no porque la necesidad del presente aún me ahoga.
Dejáme cambiarte por un hasta luego,
déjame envolverte entre ambiente de sombras,
y no me remitas a un destino desierto,
donde seas la última que pronuncie mi boca.
No quiero alejarme de este mar de este cuento,
ya se que es el destino,
pero aún escucho cantar las alondras,
y eso me recuerda a ese día, a ese signo,
eso que vive en mi, que no puedo olvidar ahora.
Adiós, quizás seas el final , para un camino nuevo.
Adiós, quizás seas el final de muchas cosas.
Adiós quizás ya no deba tenerte miedo,
porque a todo le llega un adiós,
un final de la historia.
Adios