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Felicidad, estación efimera del pensamiento,
ayer creí acariciar suavemente tus mejillas,
y hoy te veo pasar de puntillas,
para no hacer ruido en mis lamentos.
Felicidad, señora, nómada de los caminos,
sigo atentamente la sombra de tu signos,
y en el desierto inmenso torno a agarrarte,
y como humo se desvanece el espejismo.
Felicidad, perro infiel, sin dueño ni destino,
no existe correa fuerte para amarrate,
saltas, corres, juegas a tu antojo, sin sentido,
y como un perro debil me engañaste.
Felicidad, hoy todo parece imperecedero,
probe el sabor dulce de tu ser bendito,
eres noche y día, pesadilla sin sueño,
oh, todo aquel que te haya conseguido.
¡¡Felicidad!!..¿estas ahí?,
a veces parezco buscarte en mil lugares distintos
haz de mi un templo para adorarte
Felicidad, el gran anhelo del hombre,
sueño inalcanzable.
7 comentarios:
Hola Mónica.
Decirte que tu texto es muy bello; está lleno de matices, creo que le pasa como esos vinos, como los buenos vinos, que los grandes sumilleres son capaces de sacarle multitud de sabores, olores, texturas... Yo no soy, desgraciadamente, un sumiller de esos, pero sin serlo, sé cuando un vino es de los buenos.
Mi felicitación, un texto precioso.
Muchas garcias, me algra de verdad que te guste.
La felicidad necesita de unos zapatos nuevos cada cierto tiempo; si no, parada se queda.
Que verdad tan grande la felicidad está tan repartida que a veces cuesta atraparla.
El poema es maravilloso.
monica me ha gustado mucho tu publicacion de la poesia es muy bella
hola Monica tu texto sobre la felicidad es precioso
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